- Me matarás, lo sé ha eso has venido,
todo lo que oyes de mí son mentiras. Soy demasiado sabio para comer carne
humana. Una cantidad de personas gozan de buena salud en un lugar lejano que yo
he construido especialmente para ellos y para ti también. Todo lo que hago
tiene un motivo, esta es la decisión tuya, solo una advertencia te hago: “por
el bien de los hombres desiste de sangre”. Tienes que confiar en lo extraño, en
lo incomprensible, tenerle paciencia, mucha paciencia, ser tolerante a un
extremo inhumano, solo así la podrás “salvar” y no solo a ella, sino al mundo, piénsalo
Jorge, razónalo, analízalo, haz de lado todas tus malas aficiones, aleja tus
insanos pensamientos de grandeza que siempre has tenido, soy tu amigo no lo dudéis
ni un instante. Tú representas a toda a humanidad, tú, tu lanza y tu caballo,
que briosamente se lanza sobre mí, casi como si un animal montara a otro. No me
mires así, no soy el diablo, él no te dejaría dudar. Si, tengo alas, y mi
rostro no es grato para los mortales, pero tienes que entender que esto es una
prueba, tal vez soy un ángel, tal vez no, yo estoy aquí para ver lo que tu alma
discierne a pesar de tu cuerpo heroico. Cuando llegué aquí por mandato, me
obligué a portarme mal dejando a tu pueblo sin lo mas esencial para la vida, el
agua, a cambio me darían cada vez que necesitaran agua, un sacrificio humano,
tu pueblo erro al aceptarlo, me contuve de dar mi veredicto en la primera
prueba y di una segunda oportunidad; a todos los sacrificios que se me darían
serían al azar, los primeros fueron trabajadores y un mendigo con el que admito
haber tenido una agradable platica, los engullí para transpórtalos a un lugar, un paraíso sin
muerte, ni dolor, un lugar para la contemplación de lo mas hermoso. Después le
toco el turno a una princesa y esa fue una segunda prueba, la cual pasaron con honores,
el padre me suplicó y rogó, también los aldeanos, pero la princesa, que es
justa como ninguna otra, los detuvo y se ofreció en sacrificio. Y aquí estamos
con la última prueba, me siento intrigado, qué harás, se me ha confiado la
tarea de maldecir a los hombres si fallas. No me siento atraído por la idea de
condenarlos, pero no depende de mí, por mi parte ustedes son capaces de
cambiar, de mejorar, de ir contra su propia naturaleza, yo confío en que harás
lo correcto Jorge de Capadocia. – dijo el dragón al ver entrar a Jorge en la
cueva.
Jorge oyó las palabras pero no las
entendió, aunque intentó con toda su fuerza comprenderlas, el bruto se acercó
con su caballo y arremetió contra el dragón. La sangre salía por todos lados y
una lágrima salía de uno de los ojos de dragón. La princesa, que tampoco entendió
el mensaje del dragón se sintió aliviada y se acercó al valeroso Jorge. El
dragón a quien la lanza de un hombre no le haría ninguna daño físico, se sintió
triste al ver perforada su alma con un simple gesto de ingenuidad, cerró los
ojos, y suplico por las almas de los seres humanos, pero era demasiado tarde el
veredicto estaba dado; Dios en lo alto se olvidó de los hombres por primera y
ultima vez.
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